Cuando dudan de tu sueño: Ser madre y emprendedora en un mundo escéptico

Hay días que se sienten más pesados, como si el universo insistiera en probar mi convicción.

Esta historia que hoy te comparto es real como la vida misma.

Y te prometo que llegó a calar hondo en mi corazón.

Hace un tiempo, un "tutor de emprendedoras" soltó la siguiente frase tras escuchar mi proyecto: "tu proyecto está muy verde, no creo que debas tirarlo adelante".

Imagina lo que sentí cuando llevaba un año dedicándome a ello con todas mis fuerzas y conocimientos, al escuchar esas palabras.

¿Podía ser que tales palabras destrozaran mi autoestima emprendedora? ¿Mi ego?

Sí, llevaba un año. Le había dado mil vueltas a la idea hasta lograr tener algo de lo que sentirme orgullosa.

Sí, no vengo de una familia de emprendedores y la mentalidad la he tenido que trabajar mucho (aun sigo haciéndolo).

Pero decirle a alguien: Tu proyecto no vale, es clavarle una estaca directo al pecho.

El dolor que sientes ante un comentario así es real.

Es un peso que te invita a cuestionar si seguir adelante tiene sentido.

Si todas las noches que pasaste en vela han merecido su esfuerzo.

Si lo estás haciendo bien: emprendiendo para seguir maternando y para seguir conciliando.

No sé cuántas veces he tratado de arrancarme esas dudas, repitiéndome: 'Jenny, estás haciéndolo lo mejor que puedes'.

Y de pronto, ves en redes cómo a otros les va viento en popa, y es difícil no compararte.

Es como si de alguna manera siempre estuvieras a la sombra, un pasito detrás.

¿Te ha pasado?

Pero, ¿y si el problema no soy yo?

Nos han hecho creer que todo es una carrera de velocidad, que debemos llegar primero para validar nuestro sueño.

Nos han hecho pensar que sólo si tenemos una determinada trayectoria o número de ventas seremos válidas.

Nos han menospreciado por no dedicarle todo el tiempo a emprender. Sin entender que también tenemos que maternar en una sociedad nada amable con las madres.

No nos cuentan que el sistema siempre está configurado para valorar la rapidez y la perfección, invisibilizando a quienes nos tomamos el tiempo de transitar a nuestro propio ritmo.

Me he rehusado a creer que las cosas deben ser así.

La Inteligencia Artificial, por ejemplo, ha sido mi socia inesperada.

No resolverá todos mis problemas, claro, pero estas herramientas me ayudan en mi día a día, haciéndolo más sencillo que , de otra forma, me sobrepasaría.

Es como tener un pequeño ejército detrás, ayudándole a una a mantener el curso mientras maternamos.

Y sí, es vital recordar que cada paso, por pequeño que parezca, es una victoria.

Si hoy logramos algo, aunque sea mínimo, estamos avanzando.

A veces solo abrir el ordenador y enfrentarnos al reto ya es un gran logro.

Así que te veo, madre emprendedora.

Sé cuánto cuesta.

Así que sigamos.

Aunque nos digan que estamos verdes.

Porque esta carrera es de resistencia, no de velocidad.

PD: Esto también me lo escribo a mí. No siempre me creo suficiente, pero sigo adelante por mi, mi familia y nosotras.

Comienza por aquí

Emprender con Inteligencia Artificial