Hoy te voy a hablar desde donde estoy: entre el caos, el amor y las ganas de no rendirme.
Nada de frases bonitas ni promesas de libertad financiera mientras tu hijo juega en silencio al lado.
No.
Esto es lo que hay: estoy intentando sacar adelante un proyecto mientras mi hijo pequeño desordena todos los libros de la estantería.
Y esa imagen, por absurda que parezca, resume bastante bien lo que significa emprender siendo mamá.
Porque emprender con un niño en casa no es una postal de Pinterest.
Es responder correos entre interrupciones, escribir ideas mientras él te llama desde el pasillo, y sentir que nunca estás al cien por cien en nada.
Ni en tu trabajo ni con tu hijo.
Antes de lanzarme, escuché mil veces eso de "tú puedes con todo".
Y sí, puedo con mucho.
Pero no con todo. Y mucho menos sola.
Nadie te cuenta lo duro que es mirar a tu hijo y sentir culpa porque estás más pendiente del portátil que de él.
Ni lo frustrante que es tener la cabeza llena de ideas y no tener el tiempo —ni la energía— para ejecutarlas.
A veces me siento dividida.
Como si tuviera que elegir entre cuidar de mi hijo o de mi proyecto.
Y me duele.
Porque mi emprendimiento también es un hijo para mí.
Algo que estoy criando con amor, con tiempo robado, con esperanza.
Hay días en los que solo tengo una hora para trabajar.
Una hora real, sin interrupciones.
Y en esa hora intento hacer magia: crear, responder, planificar, avanzar.
¿Y sabes qué?
A veces no sale nada.
Porque estoy cansada, porque tengo sueño acumulado o porque simplemente no doy más.
Pero sigo. Porque creo profundamente que este camino —tan lleno de piedras— también es un camino de libertad.
Que construir algo propio es sembrar para el futuro.
Que estoy haciendo esto por mí, sí, pero también por él. Para que un día vea que su madre no se rindió.
Yo puedo emprender porque tengo apoyo.
Porque hay alguien que me sostiene cuando no llego.
Pero no todas las madres lo tienen.
Y eso me hace pensar: ¿cuántas mujeres brillantes están dejando sus sueños en pausa porque el sistema no las apoya?
Porque nadie les da la mano.
Esto no debería ser así.
Emprender no debería sentirse como remar contra corriente todos los días.
Y sin embargo, aquí estamos.
Haciendo malabares, inventando horarios imposibles, y dándonos ánimos unas a otras desde nuestros pequeños rincones del mundo..
Si tú también estás ahí, en ese punto en el que todo parece demasiado, te abrazo.
De verdad.
Esto es duro. Es caótico. Es jodido.
Pero también es valiente.
Porque no todas se atreven a seguir cuando todo empuja a detenerse.
Yo no tengo todas las respuestas.
Solo sé que quiero seguir construyendo esto
Que aunque hoy solo haya escrito un párrafo, es un paso más.
Que mi hijo me vio intentarlo.
Y eso, para mí, ya vale la pena.
¿Tú también estás en este punto? Cuéntamelo. No tenemos que hacerlo solas.
Flexmom Education | 2025 Derechos reservados